sábado, junio 02, 2012

EREflexión


Triste.

Estoy triste, tengo derecho a estarlo y lo cuento.
Estoy triste por los compañeros que ya saben que se van, por la incertidumbre de no saber si yo también estoy en el saco, por el plan que hay para los que se queden, por los futuros despidos, porque está claro que quieren desmantelar el negocio en España y llevárselo fuera.
Hace un mes nos dijeron que iban a ejecutar un ERE. Al final son 50 afectados de 300ypocos que somos en plantilla.
Lo cojonudo es que todos tenemos trabajo que hacer, y que vamos con retraso en las entregas.
Lo cojonudo es que yo me paso el día mandando trabajo a China (y corrigiéndolo 7 veces), mientras 50 de mis compañeros se van a ir, si no soy yo misma la que se va.
Lo cojonudo es que tenemos 120 trabajadores en una cárcel de Madrid, o sea, que violadores, ladrones y asesinos tienen trabajo (a 3 euros la hora) y gente honrada a la calle. Eso es una obra social y es muy valioso para la compañía, y además sostiene a 30 empleados de la empresa, así que es difícil que desaparezca, dicen.
Lo cojonudo es que encima hay que darle las gracias a la empresa ya que la ley se lo pone tan tan fácil, que en cuanto que hemos conseguido diez días más de indemnización de lo que establece la ley nos hemos agarrado ha ello 99 votos contra 40. ¿A que no te salen las cuentas?... claro, es que a votar no aparecieron ni la mitad de los empleados… la mitad habían quedado con su hermana o ¡uff!! Es que un viernes a las 5 de la tarde… ¡que pereza!
Pereza.
Rabia.
Rabia, ni un cartel, ni ruido en la calle, porque estando negociando hay que dejar el clima en Paz, pero, que clase de negociación empieza con un “ Si llegamos a un acuerdo bien, y si no, resolvemos el ERE de forma unilateral a 20 días por año”… porque la ley se lo permite… entonces no vas a negociar, vas a mendigar.
Asique no hemos llamado a la tele, con el buen titular que teníamos “Empresa inaugurada por los Príncipes de Asturias, ejecutará un ERE aún dando trabajo a violadores, sacando producción e ingeniería fuera y el grupo matriz dando beneficios”.
Triste.
“no vas a negociar, vas a mendigar”
A la salida de la asamblea, en una esquina, un hombre con mono azul arrodillado en el suelo, y un cartel de dos metros cuadrados en el que explicaba su situación y pedía para alimentar a su familia. Yo lo leí pero no me cuerdo, a mi se me encogió el alma y se me multiplicaron las ganas de llorar.
Me acordé de aquél hombre que, estando mi padre en disposición de echar unos pantalones al contenedor de la ropa, se los pidió porque estaban menos rotos que cualquiera de los que pudiera tener en casa, aunque le estuvieran un poco grandes. Me acordé de esa mujer que este invierno llamo a la puerta de casa a pedirnos comida y ropa de abrigo, y que se le saltaban las lágrimas y decía “nunca he tenido una prenda tan buena” cuando le dimos un jersey viejo. Me acordé, de golpe, del que vende clínex en el semáforo del macdonalls y que podría ser perfectamente mi vecino.
Crucé la calle, cambie un billete y le dí a ese hombre 5 euros.
Total - pensé - el resto de los compañeros se lo está gastando en cañas…




(eh! Que el del Bar también tiene derecho a vender, que también tiene empleados.)