sábado, abril 14, 2012

Una de Aventuras: La avena y la vaca (Junio 2010)


¿Qué tal el puente?
Lo bueno de ser gata es sólo que puedes presumir, porque “esperanzita” no nos hace descuento en el autobús a los originarios “matritensis”  lo malo, es que  uno se pierde muchas cosas viviendo entre asfalto.
Este puente he estado en el pueblo de mi novio y he pasado el test del huerto.
Que se pensaba el alcalde que me iba a pillar en un renuncio, pues no, acerté todas las matas que me pidió, el tomate, la cebolla las acelgas y (redoble de tambores) la albahaca, sólo con verlas. Yo estoy todavía que no salgo de mi asombro.
Vamos, estoy que no quepo en mi de gordo…digo, de gozo.
Me estoy preparando para el test de secano, ya distingo entre la avena y las vacas. La avena es lo que se mueve.
Además, escalé mi primer 800.
Oye, un 800 pirenaico, eso no lo puede decir cualquiera… la pega es que cuando volvimos a la plaza y miramos la altitud marcaba 770, pero eso no me quita el merito... o es que acaso Edurne Pasabán empieza a subir desde la playa, ¿eh? ¿eh?, además ella hace paradas para dormir y yo (salvo las 3 veces que casi me desmayo) subí del tirón. Y con una sudadera a la cadera, porque como era alta montaña…
Eso si, bajé comiendo pipas.

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